Castor y Francisco Rioja Juez. 18 de agosto de 1936
Esa noche los mataron, ¿por qué? ¡¡ Por algo será!!
Pues sí que por algo fue...
Por pensar de otra manera y hablar de libertad.
Por distribuir trabajo y creer en la igualdad.
Por creer tener derecho a vivir con dignidad.
Por ser tan inocentes y no pensar en escapar.
Por creer en la justicia y también en la verdad.
A uno el alcalde del pueblo le mandó llamar.
- ¡Yo no he hecho nada, ¿qué me puede pasar?!
El otro fue por propia voluntad,
por acompañar a su hermano, por apoyar.
Y nunca más regresaron, nunca más...
¡Y nadie sabía nada, todo se quiso silenciar!
Quedó una madre sin sus hijos, que sólo pudo llorar;
un padre, que por la pena, en tres meses los fue a acompañar;
una viuda y un silencio que nadie nunca pudo quebrantar;
dos niñitas inocentes sin un padre al que admirar.
Unos hermanos dolidos, roncos de tanto gritar.
Tres generaciones rotas y unos nietos que al medrar,
comprendieron el dolor de esos ojos, por lo fácil que fue matar
a sus hijos, maridos, padres y hermanos y sin pagar;
sin delito ni abogados, sin juicios y sin aval.
Barbarie, guerra, mentiras...
¡Que no nos vuelva a pasar!
A la memoria de todos los inocentes fusilados en la Gran Guerra Civil
MARISA MARTÍNEZ RIOJA
Esa noche los mataron, ¿por qué? ¡¡ Por algo será!!
Pues sí que por algo fue...
Por pensar de otra manera y hablar de libertad.
Por distribuir trabajo y creer en la igualdad.
Por creer tener derecho a vivir con dignidad.
Por ser tan inocentes y no pensar en escapar.
Por creer en la justicia y también en la verdad.
A uno el alcalde del pueblo le mandó llamar.
- ¡Yo no he hecho nada, ¿qué me puede pasar?!
El otro fue por propia voluntad,
por acompañar a su hermano, por apoyar.
Y nunca más regresaron, nunca más...
¡Y nadie sabía nada, todo se quiso silenciar!
Quedó una madre sin sus hijos, que sólo pudo llorar;
un padre, que por la pena, en tres meses los fue a acompañar;
una viuda y un silencio que nadie nunca pudo quebrantar;
dos niñitas inocentes sin un padre al que admirar.
Unos hermanos dolidos, roncos de tanto gritar.
Tres generaciones rotas y unos nietos que al medrar,
comprendieron el dolor de esos ojos, por lo fácil que fue matar
a sus hijos, maridos, padres y hermanos y sin pagar;
sin delito ni abogados, sin juicios y sin aval.
Barbarie, guerra, mentiras...
¡Que no nos vuelva a pasar!
A la memoria de todos los inocentes fusilados en la Gran Guerra Civil
MARISA MARTÍNEZ RIOJA
Emocionante verso,.....de misw días por la pedraja salió una exposición que muevo con orgullo.
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